“No hay nada más bello que lo que nunca he tenido,
nada más amado que lo que perdí.
Perdóname si, hoy busco en la arena
una luna llena, que arañaba el mar…”
(J. M. Serrat)
Perdóname sí, hoy busco en este enjambre cibernético un espacio para tramar, en silencio, el hilo de mi voz; por sumarme a tu mundo sin entender, a plenitud, como es que las palabras vienen y van, y cómo es que ahora nuestras emociones se conectan cuando encendemos el ordenador.
Perdóname sí, hoy me introduzco en tu mundo, bienquisto cibernauta, sin saber a ciencia cierta si mi mensaje viaja en un rayo de luz o, cursilonamente, en una nube de algodón, deslizándose a capricho por el océano virtual, tal y como en algún tiempo lo hiciera la botella mensajera a merced de las olas del mar.
Perdóname sí, no pude resistirme a los encantos de esta modernidad que revoluciona los sentidos y alborota los corazones, por creer, erróneamente, que subimos a ningún lugar y nos sentamos en ninguna parte a conversar con todos y con nadie y que, sin embargo, recibimos respuesta desde cualquier rincón del mundo.
Perdóname sí, hoy busco excusas para irrumpir en tu espacio, excusas para escribir, excusas para un bar…
“Y los días continuaron por si algo vuelva a ser
lo que nadie pudo captar.
Los artistas fallecieron de tristeza,
hoy sólo somos excusas para un bar”.
G.M.